Outside my head, I cast a shadow
Not someone who's seen this side of me,
but it drifts across the ground so down I look.
I could spend my time wondering who I was,
Not someone who's seen this side of me,
but it drifts across the ground so down I look.
I could spend my time wondering who I was,
And I could count the times that I had lost or won...
'Dreamer'... Tiny Vipers
'Dreamer'... Tiny Vipers
Nadie cuenta nada porque la noticia, como todo aquí, en Catedral, es cosa que importa a pocos, que muchos sospechan pero que nadie se atreve a comentar. Sí, nadie se atreve. Lo sé yo porque lo ví y fui quien encontró la carta.
Cuando llegó eran más de las dos de la madrugada. Apenas podía caminar el hombre con quien venía. Era más alto que ella y casi estuvo a punto de caer al suelo de no ser porque alcanzó a detenerse con la puerta. No era la primera vez que venían juntos y, mientras los veía desde mi ventana, pensé que seguramente no sería la última.
Apenas unos instantes después comenzaron a surgir los gritos que como mosquitos revolotearon sobre mi cabeza durante varias horas impidiéndome dormir. Nadie pensaría que una pareja así de dispar se la pasaría tan bien. Pensé que al siguiente día tendría que repetir la rutina que sus visitas me obligaron a aprender: tratar de no vomitar mientras recogía los restos de una 'noche loca' que en forma de sangre quedaban estampados por todas las sábanas. Pensé que una vez más haría de una de mis muchas rutinas, compañera del día.
Pude cerrar los ojos apenas unos minutos después de que cesara el ruido. Cuando me desperté su puerta seguía cerrada. Corrieron las horas y a eso de la una de la tarde fue necesario ir a despertarlos. Nadie hizo caso. La vieja madera retumbó una y otra vez hasta que una llave terminó con el encierro.
Recuerdo poco de lo siguiente, tan sólo que me dio tiempo de tomar el sobre que estaba sobre el tocador antes de perder el sentido. Tras ello, sólo me acuerdo del olor de alcohol en mi nariz y la cara del paramédico que me atendía. Los ruidos de las sirenas inundaban el lugar, policías y patrullas rodearon la zona y una gran ambulancia fungió como cereza de un macabro pastel.
Me contaron que el pequeño cuerpo que descubrí sobre las sábanas había sido envuelto en una oscura bolsa de plástico negro y trasladado sobre una camilla. Pensé que las sábanas, antes blancas y luego impregnadas de un intenso rojo, envolvieron suave y húmedamente al cuerpo de una pupa cuyo capullo final estaba hecho de polietileno. Pensé que dicha pupa estaba volando ya.
Pasaron los días y las declaraciones. Nadie supo nunca nada y mi testimonio se limitó a lo que aquella noche escuché y lo que aquella mañana pude ver. El olor acre de la habitación me remite al rojo oscuro de esa mañana.
La recuerdo tan pequeña y tan niña. Tan mariposa.
No he abierto el sobre que encontré. Pienso que tal vez sean sólo los trazos del vuelo final. Pienso que nadie debería nunca interrumpir ese tipo de cosas...
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El Catedral es un hotel de esos que nadie recuerda y muchos visitan. De esos escondidos en los centros históricos de ciudades a las que podemos nombrar o recordar...
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5 comments:
"Todo lo que sé hoy, es que el tiempo es el eco de un hacha endida en un trozo de madera".
J
Me gusta muchísimo tu blog! Aquí tienes a tu nueva seguidora :)
Un besito!
http://gairahlove.blogspot.com/
¡WOW!...Camino por cada baldosa, por cada letra tuya y ellas me indican que lo he hecho en círculos, pero son concéntricos, sí, lo son, y es que..sabes?..finalmente descubrí con el capullo que esa carta, misteriosa y profunda, puede ser abierta por ti. Entiendo que no quieras, que temas no sólo violar el papel, sino más que eso, violar el mensaje. Yo lo entiendo, pero acaso será posible?
Me mata la idea de no interrumpir el mensaje, de no ver la carta. Se vuelve una suerte de solemnidad ante el misterio y obsesión...
No hay nada más apetitivo en una redacción, que la complcidad y la culpa.
Fenomenalmente chingón.
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