Thursday, April 21, 2011

BULLICIO

Sigamos creando mundos...

Una huella bajo la llanura. Sobre ella, un desierto blanco de celulosa medida en centímetros y procesada con químicos. Un par de manos y una vida en una línea que se dibuja con carbón y se extiende en fotones. LATIDOS. Marchan piernas y dedos jalan gatillos. Parece eterno ese juego al que llaman PODER. Camina una niña en un paraíso blanco: dicta el dibujo de una mujer prohibida, no vista aún, a millones de años luz de ser traducida, interpretada, respirada. Afuera jugamos a creer que hacemos, tejiendo con hilos de sangre la orquestada telaraña de un universo que se enfría poco a poco. ALEGORÍA - POLÍTICA - PALABRA. Sus manos trazan, sin seguir ríos ni explicar orígenes. Nada importa aquí, sus trazos tienen aliento, son juego finito que morirá en manos del tiempo cuando la niña hechicera que los crea, se enamore de éste. HIEROFANTA. Afuera existimos, nos pensamos. Adentro somos. COLAPSO. Sobre el valle, la hoja de celulosa eterniza el momento en el que bailan colosos con delicadas campanas de diáfano cristal y serpientes toman el té en mesas de sueños terrenales. Momento en el que mil olas visten con sus burbujas a ninfas hambrientas de encajes. Para siempre el mundo, para nunca el tiempo. Expansión palpitante. Bulle un cosmos quedamente, bulle, siempre, siempre entre nosotros, el cosmos. Cosmos en el que somos humanos y también polvo de luz.

Monday, April 11, 2011

PARED BLANCA

Una gran pared la abraza: es blanca, es hipnótica. Se deja recorrer por la tierna yema de su dedo, se deja acariciar haciéndose desierto, haciéndose lienzo. En su plano, una mantarraya devora de un solo bocado la nube en la que viajaban burbujas cantarinas. En su plano, susurran varias voces que son raíces de árboles que nunca ha visto, pero que conoce a la perfección. Llega el aire previsible y con su beso, evapora las huellas de las juguetonas yemas. Se lleva consigo aquel acertijo alado al que llamamos tiempo. DIBUJA CON TUS DEDOS LA TERNURA, DIBUJA OTRO MUNDO NIÑA... Alguien lanza gritos pidiéndole volver. Es muy tarde, el viaje ha comenzado y las naves junto a las libélulas volando están. Vuelan juntas todas. Truena el espejo al que llamamos cielo. Llueven fuegos, no cometas. Lloran hombres, lloran niños. GUERRA. Siguen los gritos de los desesperanzados, le piden volver y sin embargo, ella no entiende a los nubarrones que salen de sus bocas: su pared blanca hecha de piedra y cal es el universo del que vino y al que siempre volverá. Su yema confirma las conjugaciones que nadie nunca entenderá. Sus diez dedos son las llaves. Llano es el mundo. Frente a ella el cielo: una pared blanca. Absorta, se pierde en ella. Lúcida, se encuentra en ella. DIBUJA CON TUS DEDOS LA TERNURA, NIÑA. Ni Sylvia, ni Virginia, ni Elfriede. No es Toni, no es Alfonsina.

Wednesday, April 06, 2011

AGUA BLANDA

Con el dedo dibuja una línea. Llega el mar y con su espuma desdibuja. La niña toma de nuevo una idea, la envuelve en intención y dibuja nuevamente. Ahora es un sol, bajo éste, una casa frente a la cual se asoma una puerta. A un lado un árbol, fuerte, anclado a un suelo que de imaginario no tiene nada. Jugando, llega de nuevo una ola y pinta sobre la casa y el sol el místico mensaje de una nada imaginada. Imagi-nada. Nada más blando que el agua ha dicho alguien hace ya tiempo. A lo largo de la playa se extiende la vida. Esa que primero existe y luego, si se tiene mala suerte, es pensada. La niña juega sobre ella, su vestido, de tela blanca y rala, juega también con el viento, desesperando a los cabellos que pretenden ser parte de la trama. Grita la espuma, suena y suena el mundo. Pequeña niña que juega con la mar. Pequeño mar que juega con la niña. Es de mañana y con luna, y aún así no hay huso o meridiano que importe mientras las olas lleguen y se lleven los dibujos de la niña. Esos que se van a formar un mar, secuestrados por la mar misma. Entre las aguas nadarán, entre esas aguas que ahora mojan sus pies y su vestido. Ella no les espera de regreso, y aún así les tiene. Nada pierde quien nada tiene, dijo alguien hace mucho tiempo. Desciende la calma sobre la oquedad del día. Desciende mientras en otro lugar se quiebra la tierra, mientras se sueltan un par de manos para nunca más juntarse o mientras un felino juguetea con su presa antes de disponerse a devorarle. Desciende mientras alguien espera. Afuera explota el mundo en radioactividad. Afuera, afuera. Adentro, adentro. ******** No es Naoko, no es Lucía, no es Holly, no es Rhoda...