NO TODOS

A veces uno encuentra con la ayuda de otros.

no dedica. no es tiempo.

No escribió en papeles que pueda encontrar amontonados con facturas y periódicos viejos. Nunca un recado en el pizarrón ni siquiera un beso en la frente antes de irse. No fotos.

(los besos en la frente son palabras que nunca se dirán transmutadas en caricia).

Dejó un surco en el lago desbordado de mi espalda sudorosa, un surco eterno que se vacía en una boca mojada y cuyas grietas fueron dos ojos entrecerrados, ojos blancos como el vuelo de las garzas. Las letras que no leí entonces se escribieron en el aire y hoy son marcas en mis pulmones, como respiros dáctilares, mis manos que le respiran en el color azul marino y los tés de menta en los ojos.

Diez dedos y dos piernas, las huellas del oficio en la piel del carnero y los centauros muertos conservados en miel.

El baile de nuestras lenguas como cobras en trance, como gotas y cascada que se encuentran en el aire, que al caer son una misma y al chocar son dos sonidos. Tu dormir acariciando, tu aliento ajando. Mis manos en la cabecera de la cama eran compás, tus ojos cerrados: movimiento.

Andante y allegro.

Tu boca en mi pecho soplando al corazón. Tu boca en mi boca. Mi boca en tu pecho. Tu viéndome dormir, yo fingiendo que duermo.

Despiertos, párpados traicioneros.

Ni recados ni notas sueltas. Pero a veces en la noche siento que estás viéndome. Yo finjo que duermo. Ni mensajes ni reencuentros. Pero a veces palpito, es aire en el pecho.

No todos se despiden de los muertos.