IMAGINO

Desde aquí imagino tu pecho como un cielo estrellado de pecas rosas y dos soles hermosos color rosa pálido. Imagino tu entrepierna como un pastizal en día de tormenta y mi lengua cual caballo galopando sobre ti.

ARPÍAS

No se dicen las cosas porque cada uno guarda un pedazo de su cielo en la mirada que usa en ese instante preciso en que nada es nadie y nadie vuela como nada. Se guardan para sí los espacios abiertos en una vieja casona escondida en una calle de la infancia compartida en la que jugaron sin conocerse nunca, tan roídas por el tiempo están las puertas como los pretextos para no encontrarse.

Señalan en calendarios de años muertos las fechas a las que no llegan para no saberse sólo carne de cañón y así al final seguir alimentando arpías que nacen y nacerán de sus anhelos calcinados en la hoguera de sus noches.

Pero no es la lumbre causa sino protesta del cuerpo. Porque los dedos ansían y de ellos las yemas mueren cada vez que no tocan. No es la lumbre causa, es protesta de los poros y los vellos, es la garganta pidiendo y la nariz susurrando. Es protesta del cuerpo despertar en la noche peleando consigo mismo y contubernio con la boca para amanecer seca y pidiendo.

Así los cuerpos en la noche desprendidos yacen. Los vapores se juntan, se llaman y se quedan sólo viendo como el viento roza y agolpa flujos en el vientre, reclamando y flagelándose.


Al final nadie quiere parir más arpías.

LLAVE

Nunca supe como cerrar bien la puerta, ni tampoco que no hay en la vida dobles llaves o candados que me resguarden de todos los niños que fuimos cuando estuvimos ahí durmiendo sobre el pasto.

No supe tampoco reconocer el olor de las flores secas ni la despedida planeada, inminente, esa que nuestros gestos delataron por tanto tiempo y que se camufló con el bosque de hayas en el que dormíamos.

El silencio fue el ave que se hizo presente pero nunca amenazó. Las palabras fueron su alimento y la sospecha el ruido de su aleteo. Despedida y daga. Fue herida, más no es cicatriz.


De todo el odio que te tuve sólo guardo el recuerdo de un gran lobo temible y fiero, blanco y brillante, conservado en la miel de los buenos momentos. Así lo guardo en la mente para olvidarlo en la piel.


De todo eso que fue, aún conservo la llave inútil y plateada.

Y la llevo en el cuello.



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A nadie más que a mí.

SEA

Je ne suis pas un étranger dans cette situation,
Je suis ton chanson, tu est mon mot...


Sábete causa directa, impía,
de intenciones ocultas y voces leídas,
porque es tu verso remo,
y tus rimas olas.

Una proa somos, a ella vayamos,
resuello, murmullo y grito,
ahogo y diurno arrullo,

Jungla caliente,
llena de rizos a veces incluso transparentes,
Pastizal de piel,
salpicado de lunares, agua, sal y miel,

Sábete aliento y brasa,
Sábete ancla y soga,
Pelea de brazos,
y llave de piernas.

Que las velas al viento se extiendan en brazos,
y se afianzen mis manos en tus muñecas,
que la espuma en el agua,
sea sonido de las olas que revientan.

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Que sea un nuevo tono, un tono de azul.

SOY

Él y él son del mismo pan y son niño que guarda frasquitos llenos de palabras que suenan a dulce y saben a rima . Sus tardes tienen el color del té y traen consigo una pared blanca como nieve de diamante, como esa de los cuentos que se inventa en donde recorre desiertos llenos de cuadritos de colores y con relojes escondidos bajo las piedras. Él y el que no es él comen juntos paletas de menta y cereza que cortan la lengua.

Él y él son casa y cama con olor de tierra mojada. Y hablo de mí y de él porque somos uno mismo, no tres, ni dos. Habló porque de palabras como y de vida río. De las casas tengo voces en cajas de madera y palabras no cantadas, de las cajas de madera tengo recortes de papel y botones, piedras, hojas y semillas.

Soy y somos cancerbero y basílisco de las intenciones no dichas y guardo de todos carne eterna y latidos vivos como un gran collar alrededor de mi cuello. Soy la lengua entre tus piernas y el razguño en tu espalda. Soy un ombligo y un dedo dentro de una boca roja. Soy rojo y azul que hace un morado intenso como el de las tardes enamoradas de las nubes. Soy lengua que abrasa y riega. Soy abrazo mortífero de despedida y sordo a los llantos que no tejí con mis manos.

Soy quien se despide y quien voltea en el camino. Fui regreso; hoy soy paso. Soy porque fui y dejo de ser para saber. Soy veredicto de una conversación teléfonica que cambio una de mis vidas y con un corte volvió a la circunstancia un recordatorio infinito.

Soy ahora un poco de aquéllos ojos verdes en cada uno de los besos que planto en el camino y en cada uno de esos besos estos ojos son. Soy el cierre de las promesas, soy el hoy en que eres sangre. Y la sangre es alimento.


Soy

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Porque lo pidió PK y porque soy.
Abrazote amigo