Monday, September 13, 2010

HOY

Vuelan las mentes en un cielo al que casi nadie pone atención...


Llegan de todos lados, se escurren al igual que el sudor, por entre tus poros, entran en ti y no dejan de gritar, han dejado de ser susurros.
Una te cuenta sobre una mancha, grande, negra, voraz y hambrienta de vida. No es la mezquindad humana de quien te habla, es de algo ahogando vida en el agua misma. Una danza de la barbarie sobre la cuna de los latidos.

También llega hasta ti un metálico tintineo. Te avisa de algo que muchos ignoran y algunos astutos obvian por el bien de sus mentes. Alguien morirá en poco tiempo absorbiendo un poco de la furia del mundo, vengando su humanidad y justificando la palabra que su especie inventó para acompañar con sonrisas: castigo. Usan la palabra dilapidar como si fuera un sencillo juego de niños, de estos infantes ansiosos de carne en los que nos hemos convertido.

Alguien también está ahí, haciendo mucho ruido, gritando e hipnotizando mentes a toda una legión de seres ansiosos por cruzar las puertas en cuyos goznes ahogaron sus sueños. Grita y grita por todos ellos como si fuera la segunda de sus existencias. Alimenta con flashes las ansias de fortaleza de una legión de encarnados seres aún más fragiles que el cristal, seres sin voz cuya vida fluye a través de tecleos y códigos binarios...

Llegan de todos lados en colores nunca antes vistos pero ya catalogados. Una a una las letras avanzan y las notas trituran. El tic-tac de su victoria se despliega en secreciones multiforma. En silencio se desgarran los impávidos rostros que tenemos que imaginar para no aprender a memorizar. Ansiamos entonces volar hasta un sacromonte sembrado con parsimonía...

Suenan también las pisadas de otros tantos seres, pequeños, diminutos. Vienen todos a tomar el cuerpo e instalarse en el corazón. El tibio palpitar de esa cárnica bomba semeja por momentos la cuenta regresiva de una estrepitosa caída. Mientras tanto, se sueña con la eterna suspensión de los momentos, como gota de agua en un abismo en donde nadie puede tocarla, como pluma, como palabra inventada pero no entendida.

Se escucha la marcha lenta y cercana. Se endurece el cuello y se llena de lamentos que cicatrizan rápidamente pero siempre dejan marca. La negra espesura que delimita tu capullo comienza a asfixiarte, están entrando, ya vienen por ti. La espera es lenta.

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Despiertas y duermes pretendiendo siempre que todo es un sueño, que al abrir los ojos nada de ello existirá...
Tal vez tampoco tú existes...

2 comments:

Isaac Macip said...

La mancha voraz que somos nosotros mismos.
Hoy me ahogo en mi propio respiro.

yguana rosa said...

Y, sí. Las tortugas pueden volar.