GRIS

Los labios más felinos y la mirada más fría.

II
Siempre pensó que aquél crucero a los siete años por Alazka le congeló la mirada. El hielo -sí, el que sólo veía de lejos- se le metió por los ojos.

Oumou es una de esas diosas-gatas que gritan de noche que quieren cama. Nunca de los nuncas a la orden de nadie. Su ronroneo es el mensajero de su calor interno. Oumou ronronea con la mirada. Gris, como la duermevela del día.

Sus cabellos negros y lacios fueron las rejas que salvaron la vida de muchos ingenuos. Tras ellos, las grises auroras no podían hacer nada. Tras ellos; dos dagas. Su trato semeja la áspera lengua felina degustando la sangre de su víctima aún herida. Una diosa-gata que saborea a la presa desnuda en una cama.

Una mañana las sicarias del sexo fueron liberadas. Pensó entonces Paul que algo tan hermoso como el brillo de un diamante polar no debiera ocultarse nunca. Paul nunca supo que la belleza puede ser despiadada. El único valle gris que había visto, fue el que le regalo la última caminata. Se perdió. Paul no regresó.

Yace por ahí, tal vez debajo de un árbol muriendo de frío. Fue hombre que se le metió por los ojos y nunca más pudo salir. El frío tiene color y no es azul o blanco. El frío es gris.

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2
Camina por las calles recitando viejos versos. Nadie nunca le pregunta de quien son. Siempre tiene frío y platica de ojos que roban almas.
Paul fue poeta de labios rosas y ojos eternos como hoyos negros.
Hoy de su boca salen insectos de caramelo aunque no se de cuenta.