FONDO

Abriendo las piernas tocó el fondo del cielo. Estando en el cielo todo fue entonces agua.

Bebío el agua. El agua la hizó. El hizó el agua.

La catarata de sudores fríos podrá nunca detenerse pero el apetito ardía más fuerte que el aguardiente. Más que lo tóxico de sus aspiraciones. Más.

-Despierta!!!! Despierta!!!!-

-Anda que te estoy hablando!!!!-

Pero entonces nadie escucha. Ya nadie.

Abriendo las piernas tocó no sólo el cielo. Lo tocó a el.

Él fue quien tocó fondo.

La estación del metro pareciera estar más lejos que nunca. No quiere que nadie la vea.

Cuatro horas después de las doce son el peor de los grilletes.

Se levanta cuando todo el mundo lo hacía ya perdido.

Se va.

Sabe que no debería regresar. Pero mañana será otro día.

Y la vida parecieran ser sólo días.

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Hay mujeres que no saben que más que matar... dan vida.

Right Ari???

HUMO/OUMOU

Humo gris y dulce.
Como de hojas de té quemadas con maderas perfumadas.
Como carne de hada.

I
Paul fue poeta de dientes grandes y labios rosas curtidos en saliva de extrañas ausencias. De esos poetas que caminan de madrugada coleccionando postales encontradas en bocas no conocidas. Imagenes de ciudades perdidas a las que se llega sin saber el camino.

Desayunando mañanas de domingo untadas en hogazas de pan y bebiendo jugo de naranja endulzado con curiosidad fue como planearon viajes sin pensar antes en pasos o vuelos.

La hoguera de la carne se llamó pacto a sí misma.

En ella quemaron las antiguas postales y fotografías que ilustraron sus monstruos infantiles. Las brasas se elevaron en el cielo como senderos pintados en pergaminos nuevos, el humo se hizo nubes, las nubes hicieron lluvia y la lluvia se hizo alimento para el bosque en el que crecerían sus nuevos duendes.

En ella también quemaron todas las camisas y los adjetivos. Decidieron entonces ser hombre y hombre.

Pero Gustav se bajó del tren la tarde dorada de un verano que será eterno. Había encontrado humo -no de su hoguera- en los ojos de Paul.

Paul es desde entonces leña y su poema... cicatriz en la espalda.

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1
Paul vío a Oumou. Se perdió en ojos ajenos que ni siquiera pertenecían a quien los portaba.
Un día decidió olvidar uno de los poemas dedicados a ella en la mesita del cuarto.
Nunca más viajarían juntos. Nunca más poemas, nunca más hogueras.

GRIS

Los labios más felinos y la mirada más fría.

II
Siempre pensó que aquél crucero a los siete años por Alazka le congeló la mirada. El hielo -sí, el que sólo veía de lejos- se le metió por los ojos.

Oumou es una de esas diosas-gatas que gritan de noche que quieren cama. Nunca de los nuncas a la orden de nadie. Su ronroneo es el mensajero de su calor interno. Oumou ronronea con la mirada. Gris, como la duermevela del día.

Sus cabellos negros y lacios fueron las rejas que salvaron la vida de muchos ingenuos. Tras ellos, las grises auroras no podían hacer nada. Tras ellos; dos dagas. Su trato semeja la áspera lengua felina degustando la sangre de su víctima aún herida. Una diosa-gata que saborea a la presa desnuda en una cama.

Una mañana las sicarias del sexo fueron liberadas. Pensó entonces Paul que algo tan hermoso como el brillo de un diamante polar no debiera ocultarse nunca. Paul nunca supo que la belleza puede ser despiadada. El único valle gris que había visto, fue el que le regalo la última caminata. Se perdió. Paul no regresó.

Yace por ahí, tal vez debajo de un árbol muriendo de frío. Fue hombre que se le metió por los ojos y nunca más pudo salir. El frío tiene color y no es azul o blanco. El frío es gris.

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2
Camina por las calles recitando viejos versos. Nadie nunca le pregunta de quien son. Siempre tiene frío y platica de ojos que roban almas.
Paul fue poeta de labios rosas y ojos eternos como hoyos negros.
Hoy de su boca salen insectos de caramelo aunque no se de cuenta.