HUECO

Pienso en cuantos son los demonios encerrados en frascos de vidrio color verde y se me revuelve el estómago,
se me nubla la vista de sólo recordar cuantas cartas se escriben ahora con palabras rebuscadas y pretextos amargos...

Te recuerdo en una mañana y te olvido una tarde,
tenemos sexo en una ráfaga nocturna de concilio entredicho y después el amor eterno nos durá una semana-vida,

el agua que corre es turbia, dejó de ser estanque para convertirse en río,
tus palabras murieron brisa y renacieron vendaval,
y lo que un día extrañe es hoy un hueco en el pecho.

Como ese hueco que en sueños cerraste con tus manos,
como ese hueco que hice con los ojos cerrados...

soy soplo de viento en una de tus excusas, y eso lo sé,
tanto como sé que de todos es a mi a quien olvidas en cada uno de tus besos,
y que soy ese susurro de la lira de un orfeo,
que en la noche deja moribundo tu aliento.

Soy la causa de tu enojo, de tu incertidumbre eterna.